EL RELATO DE LA SEMANA
EL MUÑECO DE CHOCOLATE
(Basado en un cuento ilustrado que leí de niño)
Los niños comenzaron la fiesta, comieron, tomaron refrescos y luego pasaron a la tarta.
Cuando se disponían a partir la tarta en ocho partes, el muñequito pegó un brinco.
-¡No!- dijo -No voy a permitir que me comáis.
Los niños se quedaron estupefactos por la sorpresa.
Luego reaccionaron.
-Muñequito de chocolate, no queremos hacerte nada. Quédate y juega con nosotros.
Pero el muñequito de chocolate no les hizo caso. Salió corriendo, y aunque algunos trataron de cerrarle el paso, no pudieron impedir que saliera por la ventana que daba al jardín.
Algunos niños lo siguieron por la misma ventana, otros por la puerta.
El muñequito de chocolate ya se perdía en la lejanía.
-No, no te vayas, no vamos a hacerte nada.
Pero el muñequito corría y corría mucho, cada vez les sacaba más ventaja.
-Sólo queremos ser tus amigos. Nunca conocimos a un niño de chocolate.- Gritó el que iba más cerca del muñequito.
Pero este no le hizo caso.
El muñequito se acercaba al río.
Al llegar a la orilla dudó un momento.
-No cruces el río, por favor.- Dijo el mismo niño que antes había hablado.
El muñequito de chocolate se volvió. Pareció dudar. Luego dijo.
-No, queréis engañarme, queréis comerme, lo sé. Voy a nadar y llegaré a la otra orilla.
-No lo hagas. Recuerda que eres de chocolate. Te derretirías.
El muñequito volvió a dudar.
-Queréis engañarme y no lo voy a permitir.
Y decididamente se lanzó al agua y se puso a nadar.
Nadaba con un gran estilo, a crol, y parecía que iba a conseguirlo. Los niños miraban expectantes reunidos a la orilla del río. Algunos señalaron a un puente que había más arriba. Corrieron hacia allí.
Desde el puente habían perdido el rastro del muñequito. Al llegar a la otra orilla miraron y miraron y no le vieron por ningún lado.
-¿Se habrá ahogado?
-Se habrá escapado para siempre.
Y se sintieron tristes y confundidos. Entonces uno miró al suelo y exclamó:
-¡Mirad!
Sobre la arena de la orilla, había una mancha con forma de niño. Era una gran mancha de chocolate.
-¡El muñequito de chocolate se ha derretido!- Dijeron todos a la vez, y a la vez comenzaron a llorar, desconsolados.
Y ya no pudieron pasárselo bien el resto del día, cuando volvieron entristecidos y cabizbajos a la fiesta de cumpleaños.
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