EL RELATO DE LA SEMANA
E-MAIL NEGRO
Acabo de despertarme de la siesta, bostezo mientras me sitúo en el espacio tiempo. Ya, ahora recuerdo. En realidad no tengo nada que hacer. Estoy de vacaciones, pero no me he ido a ninguna parte. Recurro a mi precioso ordenador. Estoy esperando la respuesta de una amiga a una proposición, digamos, interesante. Así que me conecto a internet y pongo el correo electrónico. Sigo bostezando y rascándome la tripa por debajo del pijama mientras veo esperanzado como se baja el mensaje. No es de mi amiga. En realidad no tiene remite. Es extraño. En el asunto pone “E-mail negro”. Lo abro esperando que sea una de esas bromas que a veces me mandan. Espero que no sea un virus.
Me quedo realmente extrañado cuando veo el contenido del mensaje. Únicamente pone esto:
24H
No tengo ni idea de lo que significa. Así que cierro el outlook y me levanto para prepararme un sanwich, mientras escucho el último de Dover a todo meter. Quien coño me habrá enviado semejante mensaje tan absurdo.
Paso la tarde viendo la tele, vagueando, paseando por la casa, escuchando música (siempre a todo meter). Trato de leer pero no me concentro. Pienso en llamar a un amigo, pero al final no lo hago. Realmente se está tan a gusto aquí. Hoy no me apetece para nada salir. La nada a veces tiene sus ventajas. Es más cómoda.
Me trago un par de pelis y luego pongo la Play Station y me echo un par de partidas al tenis, hasta que me aburro de ganar siempre. Me pongo los cascos para seguir escuchando música, porque ahora es tarde y podría molestar a los vecinos. Enciendo el ordenador. Echo un vistazo al compilador de C para ver si avanzo en aquel viejo proyecto con el que soñaba quizá crear mi propia empresa, (de eso hace un par de años), mientras le doy un par de mordiscos a una galleta descubro que me apetece una mierda, al fin y al cabo estoy de vacaciones.
Me conecto a internet y me paso horas incontables navegando.
De pronto me acuerdo del correo electrónico. A ver si me ha escrito mi amiga. Ya es un poco tarde, así que cuando vea el correo me echaré a dormir. De nuevo se ha bajado un mensaje con el asunto “E-mail negro”. Vaya mierda, quien será el gracioso que distribuye esta gilipollez por la red.
Al abrir el mensaje veo esto:
16H
No sé por qué un escalofrío recorre mi espalda.
Durante un momento pienso si no será mi amiga gastándome alguna especie de broma. Enseguida lo descarto.
Un poco intranquilo me voy a dormir. Sueño toda la noche con relojes de arena que se vacían y a los que no puedo darles la vuelta para que el tiempo siga corriendo.
Me despierto muy contento y con el presentimiento de que hoy va a ser un día especial. Lo primero que hago es conectar el ordenador, a ver si tengo algún mensaje interesante (mi amiga otra vez). Se descargan varios mensajes insulsos, nada de mi amiga, publicidad y mierdas por el estilo. Casi cuando voy a cerrar el correo veo un mensaje que me quita el buen humor mañanero. “E-mail negro”.
Al abrirlo veo esto:
8H
Joder, acabo de darme cuenta de qué significa el puto mensaje. Es una cuenta atrás. Pero una cuenta atrás, ¿de qué?
Las cuentas atrás me ponen nervioso, porque siempre me recuerdan que el tiempo del hombre sobre la tierra tiende irremisiblemente a cero.
Decido, no obstante, no darle mayor importancia.
Paso la tarde tratando de leer un libro que tengo medio abandonado, pero no me concentro porque pienso todo el tiempo en dos mensajes: el de mi amiga que no llega (¿no irá a rechazar mi propuesta, o lo que es peor aún, a pasarla por alto?) y en el mensaje de la cuenta atrás.
Descubro que no puedo seguir leyendo sin antes mirar otra vez el correo y ver si hay nuevos mensajes de cualquier tipo.
Al fin un mensaje de mi amiga. Lo abro expectante y descubro que viene a decir que le dé un par de días para pensárselo. Me quedo medio decepcionado medio esperanzado. Nada más acabar de leer este mensaje veo otro que me resulta muy familiar. El mismo título de siempre. Pero ahora pone:
3H
No sé porqué me entra una sed terrible y me voy a la nevera a por una fanta de limón. Vuelvo hacia mi cuarto y miro como un tonto la pantalla del ordenador. El mensaje sigue siendo el mismo, por supuesto. Pero mientras bebo trago a trago, una sensación de creciente intranquilidad me recorre el cuerpo. Cuervos negros vuelan en círculo por el cielo encapotado de mi cerebro. Bah, todo esto es una mierda.
Quito el correo y apago el ordenata. Me estoy dejando influir por el aburrimiento y la soledad. Si al menos mi amiga me contestara al fin que sí. Pero también puedo quedar hoy con mi amigo, el que iba a llamar ayer. No obstante no estoy seguro de que me apetezca. Me decido y cojo el teléfono. Pero luego cuelgo. Cojo el libro, pero lo dejo a los cinco minutos. Pongo la tele y hago zaping. Enciendo la Play pero la apago antes de empezar a jugar. Al final pongo música a todo meter y bailo sólo por el salón.
Me duele la cabeza, me dan pinchazos en el estómago. Estoy nervioso por algo. No sé porqué voy hacia mi ordenador y lo enciendo. Siento malsana curiosidad por ver como termina lo de la cuenta atrás. Es una diversión como otra cualquiera.
El mensaje ahora es este:
5M
Me quedo como un gilipollas, mirando el mensaje sin saber como interpretarlo. ¿Cinco minutos, para qué? ¿Qué puta broma es esta? Mientras estoy pensando en todas estas cosas se baja un nuevo mensaje. Lo abro casi con temblor en mis manos. Estoy sentado frente a la pantalla, como paralizado, las manos sudorosas y temblando. Lo que veo en la pantalla me parece definitivamente ominoso y se apodera de mí una extraña sensación de pánico.
0H
Respiro entrecortadamente. Me agarro a la mesa del ordenador. Entonces sucede. La pantalla comienza a temblar y chisporrotear. Me agacho en el momento justo en el que explota. Me levanto temblando sin comprender aún qué ha pasado. Me llevo la mano a la cara y descubro sangre. Detrás de mí un cristal puntiagudo se ha clavado en el mueble a la altura de mi cuello.
Trastornado salgo al salón, sin saber qué hacer, sin saber si llamar a alguien, sin saber si tomarlo todo como una casualidad imposible. He perdido los estribos y chillo y canto, y pongo música y hago zaping y corro y me paro. Y mi casa ya no parece la misma, es como algo brumoso en donde me pierdo. Y en un lugar hay más bruma y de pronto veo a una figura oscura, cubierta con un manto negro y tocada con una capucha que impide ver su cara. De las mangas anchas salen unos brazos esqueléticos. Estoy paralizado. No veo su cara pero sé que me sonríe. Se abre la túnica como si fuera un exhibicionista, y veo que de su pecho salen afilados puñales, con el filo hacia fuera. Extiende los brazos, como invitándome a que le abrace, no puedo moverme y el ser oscuro se acerca, mi habitación es ya sólo un recuerdo de bruma. La muerte se acerca y me abraza con gran cariño, y no puedo hacer nada para evitarlo. Siento diez dagas atravesando mi pecho. Siento como mis vísceras se parten y mis arterias se seccionan, percibo perfectamente como mi cerebro se apaga como una CPU que se ha quedado sin corriente eléctrica, me a pago y me desconecto paso a paso, voy hacia un fundido en negro eterno.
La muerte me abraza con amor, se funde conmigo en un abrazo largo, negro, casi placentero y definitivo.